domingo, 23 de octubre de 2016

El Olivar de la Hinojosa. Origen histórico y recuperación.

El olivo, el verdadero símbolo del Parque Juan Carlos I de Madrid, tanto que en un principio éste se iba a denominar Parque del Olivar de la Hinojosa. Un total de 2800 olivos constituyen en la actualidad, no sólo ya el armazón ecológico y medioambiental del parque, sino que también el condicionante de su vanguardista arquitectura.

El olivar que en la actualidad pueden disfrutar los visitantes del parque procede de las compras y permutas de terreno que Nicolás de la Hinojosa, Tesorero General de Felipe V, realizara con el fin de constituir un gran coto redondo para el cultivo de la vid, el olivo y el cereal durante el primer cuarto del siglo XVIII.

Avatares históricos unidos al decadente devenir de la agricultura en la periferia de Madrid, hicieron que el olivar llegara a los años 80 del siglo XX mostrando una alto de grado de deterioro. Sería entonces cuando el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1985 lo pusiera en su punto de mira con el fin de constituir una de las mayores operaciones urbanas públicas en la ciudad, el Campo de las Naciones.

Origen histórico del Olivar de la Hinojosa

Muchas razones eran las que conducían a altos funcionarios del Estado a emular a la nobleza adquiriendo tierras para disponer de un refugio inmediato en el campo. Entre las mismas, la ostentación de riquezas que les otorgara prestigio o la mera satisfacción de no perder las raíces rurales todavía muy asentadas en la España deciochesca. Tampoco es desdeñable, al margen de las anteriores razones, el ánimo de lucro que podría suponer la explotación agrícola de las mismas, un seguro económico en una sociedad plenamente agraria.

Entre los años 1718 y 1725, Nicolás de la Hinojosa, que había ido ascendiendo en la administración del Estado hasta ser Tesorero General (lo que hoy sería Ministro de Hacienda), adquiere diversas tierras repartidas entre Barajas y los municipios colindantes que sumarían un total de 368 has. con la intención de crear un gran Coto Redondo para el cultivo de vides y olivos. Tales tierras se dividían en tres grandes lotes. El primer predio, adquirido en 1718 tras la compra de 23 parcelas, se extendía por 76 has. entre los pueblos del Barajas y Canillas. Allí realizaría una plantación de 7000 olivos y 25000 cepas y construiría su residencia que, según los datos históricos, tenía una superficie de 38409 pies cuadrados. Algo más al sur del anterior predio formaría la denominada hacienda de Barajas que, con casi 200 has., se distribuía en parte por los municipios de Canillas, Hortaleza y Canillejas. Una parte de este terreno, el más cercano a Barajas, quedaría para el cultivo de cepas y olivos. El tercer lote de tierras, que ya dedicó al cereal, estaría entre los municipios Rejas, Coslada y Torrejón.

Plano zonal de 1877 en el que se pueden apreciar las antiguas posesiones de Nicolás de la Hinojosa

Nicolás de la Hinojosa, que se mantuvo como Tesorero General durante cinco años y siete meses durante el primer cuarto del XVIII, consiguió comprar todas estas tierras, y algunas otras posesiones en los alrededores de Madrid, gracias a la distracción de fondos públicos. Tal expolio, que se descubriría años después de su muerte y que ascendería a más de 4 millones de reales de plata (el salario anual de 6000 albañiles a mitad del siglo XVIII), ocasionó que la Real Hacienda reclamara a sus herederos el descubierto, viéndose éstos obligados a ceder sus bienes para que fueran subastados a partir de 1758. A partir de entonces, las tierras serían adquiridas por propietarios sin ninguna vinculación con Barajas, por lo que fueron siendo objeto de un paulatino deterioro encuadrable en la decadencia generalizada de la agricultura de la periferia de Madrid.

La hacienda de Barajas, la porción de las antiguas tierras de Hinojosa que ha llegado hasta nuestros días, fue comprada por Jacobo Fitz James Stuart para cederla a la Congragación de las Carmelitas Descalzas. Estas venderían las tierras a Lucas Spínola, Duque de Siruela, en 1767. Sería este el inicio de una larga serie de traspasos de esta hacienda que no hicieron más que profundizar en su abandono. Según consta en documentos de compraventa de posteriores a 1860, este predio se encontraba ya en muy malas condiciones. Por fin, en 1935, una parte de las fincas de Barajas sería compradas por el arquitecto César Cort Botí. Sobre sus herederos se realizarían las expropiaciones para la creación del Campo de las Naciones.

El Olivar de la Hinojosa, una gran oportunidad para Madrid

De ser un conjunto de tierras olvidado en la periferia de la ciudad, el Olivar de la Hinojosa pasó a ser el gran objetivo del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1985: sería uno de los buques insignia de dicho planeamiento urbanístico al proyectar sobre él una de las mayores operaciones urbanas de los últimos tiempos en la capital, el Campo de las Naciones.

La reconstrucción del “modelo planetario”

Los planes anteriores al de 1985 habían llegado a configurar un “modelo planetario”: ciudades satélites rodeando la ciudad central de las que la separa un anillo verde. Así, la propuesta del plan del 46 de crear dos anillos verdes en torno a Madrid es respetada por el de 1963, diferenciando nítidamente el núcleo urbano central de los municipios de la primera corona metropolitana. Tras el desarrollo del segundo plan urbanístico, el primer anillo quedará relegado a una función primordial de ornato urbano de la M-30 (y de protección de las zonas perimetrales edificadas). Y el resto del sistema verde se irá comprimiendo hasta adoptar en los 80´y 90´ el carácter de parques de distrito, formalizados y rodeados por la edificación. De hecho, la procedencia urbanística de los actuales grandes parques Madrid se puede rastrear desde las decisiones generales tomadas en los planes de 1946 y 1963.

El Plan General de 1985. Plan de Actuación Urgente del Olivar de la Hinojosa.

El planteamiento urbanístico de 1985, habida cuenta de esta situación, se centra sobre el extrarradio de la ciudad, lugar que ofrece un mayor número de posibilidades de actuación en base a suturar la desarticulación y la falta de calidad urbana del mismo. Es un modelo que se marca como horizonte la sostenibilidad, el acercamiento de Madrid a los estándares urbanísticos y arquitectónicos de las ciudades europeas.

En este nuevo contexto urbanístico, el Olivar de la Hinojosa se percibe como una enorme oportunidad para reestructurar la ciudad y su futuro desarrollo. El proyecto de Campo de las Naciones se plantea como el de la constitución de un nuevo referente de actividad urbana para Madrid, configurándose, según el Plan de Actuación Urgente del Olivar de la Hinojosa, en tres partes bien diferenciadas: la creación de los nuevos recintos feriales, el área empresarial de acompañamiento y el gran parque suburbano.

Fotografías aéreas que nos permiten observar la inserción del Olivar de la Hinojosa en el Parque Juan Carlos I (pincha para ampliar)

El Parque Juan Carlos I y el Olivar de la Hinojosa

Uno de los conceptos del Parque Juan Carlos I, que en principio se iba a denominar del Olivar de la Hinojosa, es el respeto y preservación de éste, el elemento más importante del emplazamiento a nivel ecológico y medioambiental. En las 220 Has. destinadas a la creación del Parque subsistían un total de 2.202 olivos distribuidos en ocho grupos que ocupaban un total de 21 Has. Con el fin de unir estos grupos diferenciados se trasplantaron otros 600 ejemplares.

En la actualidad, el de la Hinojosa es el olivar más importante de la ciudad de Madrid, no ya solo por su extensión, sino por el trabajo realizado para su recuperación. Asimismo, su inserción en la trama arquitectónica del Parque Juan Carlos I ensalza todavía más su valor cultural.

La recuperación del olivar

Cuando se iniciaron los trabajos para la creación del Parque, debido a la falta de cuidados y a las recogidas incontroladas de aceitunas, el olivar presentaba un estado muy avanzado de deterioro. La primera partida de obra del parque fue la destinada a la recuperación de los olivos: se procedió a la eliminación de las partes semipodridas de los ejemplares, al drenaje de las oquedades con paredes delgadas y a la limpieza de los troncos para evitar la rápida propagación de cualquier incendio.

A continuación, se procedió a una exhaustiva poda para eliminar los deterioros que podas anteriores podrían haber producido. En este sentido, se eliminaron ramas y tocones que presentaran síntomas de ataques parasitarios o de sequedad. Tuvo lugar también una poda de carácter estético con el fin de armonizar el conjunto del olivar con ejemplares más homogéneos morfológicamente.

Simbiosis Olivar-Parque

El respeto hacia el Olivar de la Hinojosa no solo desembocó en su recuperación sino en su inserción en el Parque como uno de sus elementos principales, siendo uno de los condicionantes para su configuración. La presencia del olivar se hace patente en algunos de sus elementos más representativos, como en El Laberinto, donde olivos originales conviven con los arbustos bajos que conforman aquél; en la Pirámide IV, en la que 17 ejemplares jalonan su irregular cresta; en la isla del Lago, donde tres olivos testimonian los que existieron en origen en aquel lugar; y en la Plaza del Este, donde simbolizan el paso del Paseo de Invierno al de Primavera.

El hermanamiento del olivar

El 11 de Julio de 2005, el Olivar de la Hinojosa quedaría hermanado con el Bosque de los Olivos de la ciudad de Lima (Perú). Este Bosque, que cuenta con más de 1.300 olivos, tiene una particular significación, ya que fue en este mismo lugar donde, en 1560, arraigaron los primeros olivos trasladados desde España, lo que supuso la introducción de este cultivo en tierras americanas, un cultivo que actualmente ocupa más de 9.500 hectáreas en Perú. El objetivo de tal hermanamiento era el de establecer una línea de colaboración entre los servicios municipales encargados de la gestión del Olivar de la Hinojosa, en Madrid y el Bosque de los Olivos, en Lima que propicie el intercambio de información y de conocimientos técnicos entre ambos parques



FUENTES
  • Canosa Zamora, Elia: Historia de Barajas. Madrid, 2006
  • Galiana Martín, Luis. La práctica reciente del Ayuntamiento de Madrid (1985 – 1992). El suelo público como activo inmobiliario. Revista ERIA, 1993; págs. 93 – 108
  • Esteban Penelas, José Luis y Esteras Martín, Emilio: Parque Juan Carlos I; Madrid, 2001